La señora Bartolotti vive bastante feliz, aunque la gente la considere rara y algo excéntrica. Es una aficionada a las compras por correo y un día recibe una gran lata de conservas con un niño dentro; una fábrica le hace llegar uno de sus productos más elaborados: un niño artificial, modelo de perfección; educado, amable, listo y obediente. Konrad, el niño que salió de una lata de conservas, tiene que adaptarse a las peculiaridades un tanto caóticas de su nueva madre y aprender que no todo es perfecto.
Los encargados de la fábrica se dan cuenta del error del envío e intentan recuperar a Konrad. Entonces, ella organiza un plan junto con el señor Egon, farmacéutico, amigo de Berti y su pequeña vecina Kitti para retenerlo.
La señora Bartolotti vive bastante feliz, aunque la gente la considere rara y algo excéntrica.
Es una aficionada a las compras por correo y un día recibe una gran lata de conservas con un niño dentro; una fábrica le hace llegar uno de sus productos más elaborados: un niño artificial, modelo de perfección; educado, amable, listo y obediente. Konrad, el niño que salió de una lata de conservas, tiene que adaptarse a las peculiaridades un tanto caóticas de su nueva madre y aprender que no todo es perfecto.
Los encargados de la fábrica se dan cuenta del error del envío e intentan recuperar a Konrad. Entonces, ella organiza un plan junto con el señor Egon, farmacéutico, amigo de Berti y su pequeña vecina Kitti para retenerlo.