En esta historia, que cuenta la amistad entre un burro y un poeta, el autor hace una exaltación de la naturaleza, y presenta al hombre en contacto y armonía con su entorno, a través de un lenguaje repleto de símbolos y metáforas.
Platero y yo está escrita en una magnífica prosa poética, que dulcemente conduce al lector a través de delicadas imágenes líricas que van desde la descripción del borrico: «Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos», hasta su muerte y ascensión al cielo: «Platero, tú nos ves, ¿verdad?».
En esta historia, que cuenta la amistad entre un burro y un poeta, el autor hace una exaltación de la naturaleza, y presenta al hombre en contacto y armonía con su entorno,
a través de un lenguaje repleto de símbolos y metáforas.
Platero y yo está escrita en una magnífica prosa poética, que dulcemente conduce al lector a través de delicadas imágenes líricas que van desde la descripción del borrico: «Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos», hasta su muerte y ascensión al cielo: «Platero, tú nos ves, ¿verdad?».