Cuando Marcos tenía apenas siete años su padre lo vendió a un terrateniente para que cuidase de un rebaño de cabras, solo, rodeado de montañas, en la tierra de los lobos. Marcos vivió allí durante más de 10 años, en una comunión perfecta con la naturaleza, que lo ayudó a sobrevivir en la soledad del abandono y a la falta de amor y de afecto.
Cuando Marcos tenía apenas siete años su padre lo vendió a un terrateniente para que cuidase de un rebaño de cabras, solo, rodeado de montañas, en la tierra de los lobos.
Marcos vivió allí durante más de 10 años, en una comunión perfecta con la naturaleza, que lo ayudó a sobrevivir en la soledad del abandono y a la falta de amor y de afecto.